Tareas domésticas y la Ceguera Selectiva de los hombres
- 19 feb
- 2 Min. de lectura
Post original en instagram: https://www.instagram.com/p/DGQ-3ibMxxn
Las mujeres llevamos siglos denunciando la desigualdad en las tareas domesticas. No sólo por la cantidad de trabajo que asumimos, sino también por la carga mental que conlleva planificar, organizar y supervisar estas tareas.
A esto se suma un fenómeno muy común que hemos observado hablando con otras mujeres con pareja varón y que hemos bautizado como: "ceguera selectiva"
¿Qué es esta ceguera selectiva?
No es una condición fisiológica, sino una combinación de normas de género y patrones culturales que hacen que los hombres ignoren (intencionada o inconscientemente) ciertos niveles de desorden o suciedad que, para muchas mujeres, son evidentes y demandan atención.
Esta percepción desigual genera una doble carga para las mujeres: no solo debemos realizar más tareas, sino también asumir el papel de "gestoras" del hogar, recordando y asignando responsabilidades.
Investigaciones recientes han demostrado que los hombres y las mujeres tienen diferentes umbrales de percepción sobre lo que consideran desordenado o limpio debido a cómo la sociedad ha condicionado a ambos se·xos.
Las mujeres suelen sentirse más juzgadas por el estado del hogar, lo que refuerza la presión por mantenerlo en perfecto orden, mientras que los hombres no enfrentan las mismas expectativas sociales.
Estos roles de género se adquieren desde la infancia.
En muchos hogares, a las niñas se les pide más a menudo que ayuden en las tareas del hogar en comparación con sus hermanos varones.
Esta diferencia de trato no solo perpetúa los estereotipos de género, sino que también marca las expectativas que los niños y niñas tienen sobre sus roles en el futuro.
Estudios sobre el desarrollo infantil han demostrado que la detección de roles de género comienza a edades muy tempranas. Desde los 2 o 3 años, los menores son capaces de identificar y asociar roles específicos a cada se·xo, basándose en lo que observan en su entorno.
Esto significa que, desde muy pequeños, los varones pueden internalizar que no tienen por qué hacerse cargo de ciertas tareas si éstas no se corresponden con las expectativas sociales para su se·xo.
¿Cómo afecta esto a las relaciones de pareja?
Esta "ceguera" refuerza la desigualdad doméstica y perpetúa una dinámica en la que las mujeres asumen el rol de madres de sus parejas, incrementando su carga emocional y desgaste.
En muchos casos, el argumento de "es que no me doy cuenta" se convierte en una excusa que invisibiliza la necesidad de asumir responsabilidades igualitarias.
La "ceguera selectiva" de los hombres no es una casualidad ni una simple cuestión de hábitos individuales: es el resultado de un sistema patriarcal que naturaliza la explotación doméstica de las mujeres.
No es nuestra tarea educar, pedir, insistir o asumir resignadas lo que ellos dicen que “no ven”.
Es hora de desmontar estas dinámicas impuestas y rechazar cualquier relación en la que nuestra labor sea la de criadas, gestoras o madres de hombres adultos incapaces de asumir su parte.
La igualdad no se negocia: se exige y se practica.
Comments